Información general

La COVID-19 o el COVID-19 es la enfermedad producida por un nuevo coronavirus que causan infecciones respiratorias tanto en animales como humanos. La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha propuesto la abreviación COVID-19 (a partir de COronaVIrus + Disease ‘enfermedad’ + [20]19).

El virus se puede propagar a través de pequeñas partículas líquidas expulsadas por una persona infectada a través de la boca o la nariz al toser, estornudar, hablar, cantar o respirar. Esas partículas líquidas tienen diferentes tamaños, desde las más grandes ‘gotículas respiratorias’ hasta las más pequeñas, llamadas ‘aerosoles’. Se puede contraer la COVID-19 cuando se inhalan aerosoles que contienen el virus o gotículas que entran en contacto con la boca, la nariz o los ojos, algo que puede ocurrir con mayor probabilidad si las personas están en contacto directo o cercano (menos de 1 metro de distancia) con una persona infectada o si se encuentran en espacios cerrados y mal ventilados.

El virus también se puede propagar cuando personas infectadas estornudan o tosen sobre superficies u objetos tales como mesas, picaportes o pasamanos, o tocan esas superficies. Otras personas se pueden infectar al tocar esas superficies contaminadas y luego tocarse los ojos, la nariz o la boca sin antes haberse lavado las manos.

Continúan las investigaciones para entender mejor la propagación del virus, qué entornos conllevan más riesgos y por qué algunas de las nuevas variantes del virus son más transmisibles.

La COVID-19 presenta varios síntomas, siendo los más habituales o característicos la fiebre, la tos seca o la sensación de falta de aire. Otros síntomas posibles son la pérdida de gusto o de olfato, o los dolores de cabeza y garganta entre otros. 

En cuadros sintomatológicos más graves se encuentran la neumonía, dificultades importantes para respirar, fallo renal e incluso la muerte. 

Es un síndrome que se caracteriza por la persistencia de síntomas de COVID-19 semanas o meses después de la infección inicial, o por la aparición de los síntomas tras un tiempo sin ellos. Su aparición no está relacionada con la gravedad de la infección inicial, por lo que puede afectar tanto a pacientes leves como a graves hospitalizados. Produce un elevado impacto en la calidad de vida, ámbito laboral y social.

Se ha descrito un gran número de síntomas asociados a la COVID persistente: cansancio, malestar general, dolor muscular y articular, mareos, fiebre, trastornos del sueño, tos, sensación de falta de aire, erupciones, caída del pelo, debilidad en las uñas, diarrea, pérdida de apetito, dolor de estómago, dolor de cabeza, “niebla mental”, dificultad para concentrarse, pérdida de gusto y olfato, parestesias y alteraciones del estado de ánimo, dificultad para tragar, pitidos en los oídos, ojos secos o conjuntivitis, palpitaciones, cambios de la tensión arterial, etc.

Si tienes alguno de estos síntomas de manera prolongada tras el diagnóstico o la sospecha de haber pasado la COVID-19 puedes consultar en tu centro de Atención Primaria.

Los grupos que se ven más afectados por la enfermedad causada por la COVID-19 son las personas mayores de 60 años o que padecen alguna patología como diabetes, enfermedades cardiovasculares, incluida hipertensión, enfermedad pulmonar crónica,  insuficiencia renal crónica, inmunodepresión, cáncer en fase de tratamiento activo, enfermedad hepática crónica severa, obesidad mórbida (IMC>40), embarazo y mayores de 60 años.

Se entiende por contacto estrecho a cualquier persona que haya estado en el mismo lugar que un caso confirmado de COVID-19, a una distancia menor de 2 metros (por ejemplo en visitas, reuniones, etc.) y durante un tiempo total acumulado de más de 15 minutos en 24 horas sin utilizar o haciendo mal uso de las medidas de protección adecuadas. El periodo en el que se buscan los contactos estrechos cuando se identifica un caso confirmado es desde 2 días antes del inicio de síntomas del caso hasta el momento en el que el caso es aislado. En los casos asintomáticos confirmados por Prueba de Diagnóstico de Infección Activa (PDIA), los contactos se buscan desde 2 días antes de la fecha de diagnóstico.

La principal herramienta que existe para detectar las infecciones por SARS-CoV-2 son las Pruebas Diagnóstica de Infección Activa (PDIA). Existen varios tipos de PDIA:

  • Las que detectan la presencia del virus en el cuerpo.
  • Las que detectan la presencia de anticuerpos.

Las más utilizadas son las las que detectan la presencia del virus en el cuerpo, que son  las pruebas rápidas de detección de antígenos (Ag-RDT) y pruebas para la detección de ARN (ácido ribonucleico) viral mediante una RT-PCR (del inglés, Reverse Transcription Polymerase Chain Reaction).  

En función del tiempo transcurrido desde la presencia de los síntomas se realizará una u otra.

Cuarentena es el aislamiento o restricción del movimiento, de forma voluntaria u obligatoria, de aquellos que han estado expuestos a un potencial contagio y que sean sospechosos de estarlo. Los contactos estrechos o cercanos deben cumplir cuarentena durante los 10 días posteriores al último contacto con un caso confirmado y, en caso de ser convivientes y no poder garantizar el aislamiento del caso en las condiciones óptimas, la cuarentena se prolongará 10 días desde el final del periodo de aislamiento del caso.

Aislamiento es la separación física de las personas que están contagiadas o con sintomatología de aquellas que están sanas. Si tenemos una infección confirmada de coronavirus el aislamiento se mantendrá hasta transcurridos tres días desde el último día con fiebre y/o otros síntomas con un mínimo de 10 días desde el inicio de los síntomas.

A este respecto, no es necesaria la realización de una PCR para levantar el aislamiento ni para reincorporarse a la actividad laboral. Por su parte, en los casos asintomáticos de coronavirus el aislamiento se debe mantener hasta transcurridos 10 días desde la fecha de toma de la muestra para el diagnóstico.

La cuarentena mantiene a una persona que pudo haber estado expuesta al virus alejada de otras personas. El aislamiento mantiene a quienes fueron infectados por el virus lejos de las demás personas, incluso en su domicilio.

Por tanto, el aislamiento lo realizan las personas con sintomatología y aquellos que son positivos por PDIA (Prueba Diagnóstica de Infección Activa), y cuarentena la realizan los contactos estrechos de un positivo hasta que se le realice la PDIA.

Las personas que presenten sintomatología, (tos, fiebre, dificultad para respirar, etc.), deberán avisar a su empresa y se quedarán en su domicilio, debiendo aislarse en una habitación de uso individual con ventana, manteniendo la puerta cerrada, y, si es posible, baño individual. Si no es posible: mantén la distancia de seguridad de 2 metros con el resto de convivientes y extrema la higiene personal. Utiliza mascarilla quirúrgica  y contacta con los servicios de salud telefónicamente llamando a su centro de salud o al teléfono habilitado 900 112 061 (Islas Canarias). En el siguiente enlace se muestran los diferentes teléfonos habilitados por las Comunidades Autónomas a nivel nacional.

Teléfonos de información – Coronavirus

Si se tiene la sensación de empeoramiento de cualquiera de los síntomas llamar al 112.

Si uno de nuestros trabajadores presenta síntomas, para controlar la transmisión y colaborar con las Autoridades Sanitarias, se le notificará al área médica del Servicio de Prevención de Riesgos Laborales. Este establecerá los mecanismos para la detección, investigación y seguimiento de los casos y contactos estrechos. Tanto el trabajador con síntomas, como sus compañeros que se consideren contactos estrechos, deberán aislarse en sus respectivos domicilios hasta que se les realicen las pruebas diagnósticas. Los residuos generados por estos trabajadores serán tratados con guantes desechables de un solo uso y depositados en una bolsa que irá dentro de otra para depositarla en la fracción resto. Se prestará mayor atención a la desinfección e higienización del área de trabajo con productos desinfectantes y se ventilará el centro de trabajo.

Se considerará brote cualquier agrupación de 3 o más casos con infección activa en los que se ha establecido un vínculo epidemiológico. Teniendo en cuenta la fecha inicio de los síntomas o la del diagnóstico, podemos determinar si es un brote activo si ha tenido algún caso en los últimos 14 días. Tras el transcurso de 28 días, si ha tenido casos se determina como brote abierto o, en caso de no tener, como brote cerrado. Además, los brotes se pueden clasificar en función del ámbito en que se produzcan, tales como familiar, laboral, social, deportivo, etc., denominándose brote mixto a aquel que proceda de diferentes ámbitos y un origen común.

No existe tratamiento específico, y por el momento, no se recomienda ningún medicamento específico para prevenir o tratar la infección para la enfermedad producida por el SARS-CoV-2. Se están estudiando algunos tratamientos específicos que se probarán en ensayos clínicos.

Se están aplicando tratamientos para aliviar y tratar algunos de los síntomas y procurar medidas de apoyo optimizadas a los que presenten síntomas graves.

El primer programa de vacunación colectiva se puso en marcha a principios de diciembre de 2020. Científicos de todo el mundo han desarrollado, y continúan haciéndolo, muchas posibles vacunas contra la COVID-19. Todas están diseñadas para enseñar al sistema inmunitario del organismo a reconocer y bloquear de manera segura el virus causante de la COVID-19. Además, han de cumplir dos requisitos básicos para aprobar su uso: seguridad y eficacia.

Las vacunas que han sido autorizadas para su por la Agencia Europea del Medicamento (European Medicines Agency, EMA) son las desarrolladas por BionTech/Pfizer, Moderna, Johnson & Johnson y Astrazeneca, de las cuales las 3 primeras se siguen inoculando a la población.

Para seguir la actualidad informativa sobre las vacunas se puede acudir al portal web de la  Agencia Española del Medicamento y Productos Sanitarios (AEMPS).

Última información de la AEMPS acerca del COVID-19

El Plan estratégico de vacunación viene dado de la necesidad de desarrollar un criterio por el que establecer los grupos prioritarios a vacunar y sus etapas. Los principales objetivos que tiene dicho plan son:

  • Reducir la morbilidad y la mortalidad por COVID-19.
  • Prevenir que las personas vacunadas contraigan la enfermedad y, en caso de contraerla, disminuir la gravedad y mortalidad de la misma.
  • Poder llegar a controlar la epidemia mediante el aumento de la población que por medio de la vacunación puede quedar inmunizada frente a la misma.
  • Reducir la presión asistencial y el riesgo de colapso del sistema sanitario, así como permitir la recuperación de la actividad económica en circunstancias lo más próximas posibles a la normalidad.

En los siguientes enlaces se puede observar el plan estratégico de vacunación a nivel nacional y su adaptación para Canarias.

Plan estratégico de Vacunación España

Plan estratégico de Vacunación en la Comunidad Autónoma de Canarias

Los grupos prioritarios en la estrategia de vacunación son aquellos que tienen mayor riesgo de padecer el COVID-19 por su actividad laboral o que son más propensos a manifestar la infección con mayor virulencia. Estos grupos están compuestos por

  • Residentes y personal sanitario y sociosanitario
  • Los grandes dependientes,
  • Las personas consideradas de muy alto riesgo,
  • Los mayores de 60 años,
  • Las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad, Emergencias y Fuerzas Armadas
  • El personal docente de primaria, secundaria, infantil y especial.

La evidencia actual indica que las diferentes vacunas disponibles contra la COVID-19 son eficaces para reducir la infección sintomática y asintomática, la enfermedad leve, moderada y grave, y la mortalidad. Sin embargo, se sabe que la inmunidad generada por las mismas no impide de forma completa la replicación del virus en el sujeto vacunado y la eficacia de las vacunas no llega al 100%. Es por ello que aun estando vacunado es posible contagiar y contagiarse de COVID-19, por lo que se ha seguir con las medidas de prevención y contención frente al SARS-CoV-2.

La mejor manera de protegernos, tanto nosotros mismos como a nuestro compañeros de trabajo o clientes es:

  • Utilizando la mascarilla correctamente ajustada en el centro de trabajo (tanto en  espacios interiores como exteriores).
  • Realizando una completa higiene de manos de manera frecuente con agua y jabón o con soluciones hidroalcohólicas.
  • Manteniendo una distancia física interpersonal de al menos 1,5 metros de otras personas y otros puestos de trabajo.
  • Minimizando los contactos y evitando en la medida de lo posible las reuniones presenciales  que no sean imprescindibles.
  • Ventilando todo lo posible y de forma continuada  los espacios cerrados.

La mascarilla es un producto diseñado para cubrir boca, nariz y mentón, dotado de un sistema de sujeción normalmente a la cabeza o a las orejas. Su función principal es proteger de la exposición a contaminantes a través de las vías respiratorias o de transmitir dichos contaminantes al exterior. Esta ha de ajustarse a la cara para que funcione de manera eficaz, siguiendo las instrucciones del fabricante. Existen tres tipos de mascarillas recomendadas por el Ministerio de Sanidad para su uso: las mascarillas higiénicas, las mascarillas quirúrgicas y las mascarillas autofiltrantes o EPI.

Estas mascarillas están compuestas por una o varias capas de material textil, pudiendo ser tanto reutilizables (que puede lavarse o higienizarse) como no reutilizables (de un solo uso). Su uso previsto es minimizar la proyección de las secreciones respiratorias (saliva, esputos o secreciones respiratorias cuando el usuario habla, tose o estornuda incluidas los aerosoles), pudiendo también limitar la penetración de estas secreciones de origen externo en el área nasal y bucal del usuario.

Han de cumplir con la normativa UNE-EN 0064 para mascarillas no reutilizables, y UNE-EN 0065 o UNE-CWA 17553:2020 para mascarillas reutilizables, que vendrán especificadas en su envase, junto con el marcado CE y con la declaración que indica que no es ni producto sanitario ni EPI.

Las mascarillas quirúrgicas, usadas antes de la pandemia mayoritariamente en el ámbito sanitario, tienen como objetivo proteger al resto de la población de los posibles agentes infecciosos presentes en la cavidad nasal o bucal del usuario de la mascarilla. Por tanto, pueden prevenir la transmisión del agente infeccioso desde una persona infectada a otras personas sanas, pero su eficacia a la hora de prevenir el contagio al usuario de la misma parece más limitada.

Ejercen básicamente de barrera para evitar la emisión de gotículas respiratorias al estornudar o toser. En base a su Eficacia de Filtración Bacteriana (EFB), se dividen en dos tipos: Tipo I (EFB ≥ 95%) y Tipo II (EFB ≥ 98%).  Existe un tercer tipo, denominado IIR, para aquellas mascarillas de tipo II que además son resistentes a las salpicaduras de sangre y otros fluidos biológicos.

Están autorizadas como productos sanitarios, se rigen por la normativa europea UNE-EN 14683, que deberá estar reflejada en el envase del producto, al igual que el marcado CE y el tipo.

Por último, encontramos las mascarillas autofiltrantes que son Equipos de Protección Individual (EPI), las cuales están indicadas por el Ministerio de Sanidad para personas sanas, sobre todo cuando estemos en contacto con personas contagiadas de COVID-19, dado que su principal misión es el filtrado de las partículas exteriores en el aire que inhalará el usuario. Además, podrían evitar la transmisión desde el usuario hacia el exterior. Pueden tener o no válvula de exhalación, pero no está recomendado para enfrentar al COVID-19 a menos de que esté diseñada específicamente para ello.  En base a su rendimiento se clasifican en:

  • FFP1 (filtro de partículas tipo P1): tienen una eficacia de filtración del 80%.
  • FFP2 (filtro de partículas tipo P2): tienen una eficacia de filtración del 94%.
  • FFP3 (filtro de partículas tipo P3): tienen una eficacia de filtración del 99%.

Se rigen bajo la normativa europea UNE-EN 149, distintivo que irá en la mascarilla acompañando del nombre o marca registrada del fabricante, el organismo notificador, el tipo de mascarilla (y filtro si lo tuviese), el marcado CE y el marcaje de si es o no reutilizable.

Con el objetivo de proteger la salud pública los periodos de asilamiento o contagio se consideraron, con carácter excepcional y de manera exclusiva para la prestación económica, de incapacidad temporal del sistema de Seguridad Social.

Es por ello que el Instituto Nacional de la Seguridad Social (INSS) estableció que los partes de baja y alta en todos los casos de afectación por COVID-19 para los trabajadores y trabajadoras, tanto en las situaciones de aislamiento como de enfermedad, serán emitidos los médicos de los Servicios Públicos de Salud.

El Plan de Respuesta Temprana en un escenario de control de la pandemia por COVID-19, aprobado por el Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud del 16 de julio de 2020, establece las capacidades de preparación y respuesta que se deben garantizar para actuar frente a un incremento de la transmisión del SARS-CoV-2.

Las comunidades autónomas deben disponer de planes de contingencia para reforzar las capacidades a nivel asistencial (primaria y hospitalaria) y de salud pública, y prepararse para responder a cualquier escenario de aumento de transmisión, asumiendo que no existe un enfoque único en la gestión de los casos y los brotes, evaluándose los riesgos en cada territorio según sus particularidades.

Los indicadores, niveles y medidas propuestas serán de referencia tanto en escenarios de aumento de riesgo de transmisión como en escenarios de reducción de este. Los indicadores, los niveles de riesgo y medidas propuestas están en permanente revisión en función del conocimiento y experiencia adquirida en el manejo de la pandemia así como de la nueva información y evidencias científicas sobre el comportamiento del virus.

Tabla Indicadores para la valoración del riesgo

Ver tabla

La combinación del resultado de los indicadores de la tabla de “Indicadores para la valoración del riesgo” posicionará al territorio evaluado en un nivel de riesgo que se corresponde con cuatro niveles de alerta de la siguiente manera:

  • Nivel de alerta 1: Cuando al menos dos indicadores del bloque I y uno del bloque II están en nivel bajo
  • Nivel de alerta 2: Cuando al menos dos indicadores del bloque I y uno del bloque II están en nivel medio
  • Nivel de alerta 3: Cuando al menos dos indicadores del bloque I y uno del bloque II están en nivel alto
  • Nivel de alerta 4: Cuando al menos dos indicadores del bloque I y uno del bloque II están en nivel muy alto

La decisión final de qué nivel de alerta se asignará al territorio evaluado no solo se fundamentará en el nivel de riesgo resultante de los indicadores, sino que podrá modularse con la tendencia ascendente del indicador y su velocidad de cambio, así como con una evaluación cualitativa que incluya la capacidad de respuesta, las características socioeconómicas, demográficas y de movilidad del territorio evaluado.

Para considerar la reducción del nivel de alerta será necesario que los indicadores permanezcan en un nivel de riesgo inferior durante un tiempo mínimo de 14 días.

Niveles de alerta en que se encuentran las islas, así como la fecha de vigencia establecida para las citadas en cada una de ellas

En cada nivel de alerta se proponen unas actuaciones a instaurar en la unidad territorial evaluada. Esta propuesta de actuaciones ha sido consensuada a nivel técnico teniendo en cuenta la experiencia adquirida en el curso de la pandemia a nivel nacional y la evidencia obtenida a partir de los resultados de estudios internacionales en los diferentes países donde se han implementado.

Actuaciones de respuesta propuestas para los niveles de alerta.

Tabla de medidas para hacer frente al COVID-19 en Canarias. 

Es una aplicación móvil oficial del Gobierno de España desarrollada para ayudar a controlar la propagación de la COVID-19 a través de la identificación de los posibles contactos estrechos de casos confirmados a través de la tecnología Bluetooth.

La decisión de utilizarla o no, es personal.  Con esta aplicación podrás recibir notificaciones si has estado en contacto con alguien que fuera diagnosticado positivo por COVID-19.

Radar COVID